miércoles, 13 de julio de 2011

Los Gigantes

Los Gigantes

En la mitología, los gigantes son criaturas humanoides de tamaño y fuerza prodigiosos, un tipo de monstruo legendario que aparece en historias de muy diferentes razas y culturas. Suelen ser violentos y se dice con frecuencia que comen humanos, especialmente niños. Otros, sin embargo, son simpáticos e inteligentes, como los gigantes de Oscar Wilde.
La diferencia de tamaño ha sido una forma de enfatizar la importancia de ciertos personajes tanto como para denostarlos como seres monstruosos aunque de forma humana. Abundan las referencias a gigantes en la mitología antigua. Los gigantes támbien figuran en gran cantidad de cuentos de hadas e historias folclóricas, como en Pulgarcito.

Origen De Las Creencias En Los Gigantes

Es posible que las historias de gigantes provengan de restos de antiguas civilizaciones. Saxo Grammaticus, por ejemplo, argumentaba que los gigantes tenían que existir, porque ninguna otra cosa explicaría los grandes muros, monumentos de piedra, y estatuas que ahora sabemos que eran los restos de construcciones romanas. Similarmente, el poema anónimo anglosajón El navegante habla de altos muros de piedra que eran obra de gigantes. Los gigantes proporcionaban la explicación menos complicada para tales artefactos.
Los cíclopes pueden tener su origen en cráneos de elefantes prehistóricos hallados en Sicilia. Si no se sabe qué aspecto tiene un elefante, el lugar donde se sitúa la trompa en el cráneo puede malinterpretarse como una cuenca ocular gigante.
También se usa coloquialmente el término «gigante» para aquellos humanos inusualmente altos, o que padecen alguna forma de gigantismo.
Los gigantes y cabezudos son personajes de desfiles callejeros en las fiestas españolas.

Los Gigantes En La Historia Antigua

- Gilgamesh y Enkidu
El primer mito que se conoce relacionado con gigantes es el de Gilgamesh, perteneciente a la mitología sumeria. De él se decía que alcanzaba una altura en codos equivalente a 5,60 m, siendo un caso de altura percibida positivamente, para realzar su valor de héroe y rey.
Enkidu, su compañero en la Epopeya de Gilgamesh aparece como un ser primitivo, incivilizado e incluso practicante del bestialismo, aunque no deja de ser un personaje positivo que se convierte en compañero del héroe.

- Krishna y Putana
En la mitología hindú aparece la demonia Pétana, con sus poderes místicos pudo convertirse en una mujer de estatura normal y acercarse a Iashodá para pedirle amamantar a su hijo Krishna. Éste, al tomar del pecho envenenado exprofeso por la vampiresa, la mató instantáneamente al extraer su prana («energía vital»).
Pétaná alcanzó de inmediato el mundo espiritual (sin necesidad de reencarnarse para purificarse) debido a que Krishna la aceptó como madre o nodriza.

- Mitología griega
Ya la mitología griega hablaba de los Hiperbóreos, gigantes que vivían más allá de los vientos del norte y dentro de sus mitos encontramos grandes referencias a gigantes, entre ellos los titanes, incluyendo a Prometeo, que dio el fuego a los hombres.
También eran gigantes los cíclopes de la Odisea de Homero, de los cuales el más famoso fue Polifemo, quien capturó a los hombres comandados por Odiseo con el fin de devorarlos. Polifemo es vencido por la inteligencia del griego, en un enfrentamiento desigual.

- Mitologías germánicas
En la mitología nórdica, los gigantes (Jotuns) luchan con frecuencia contra los dioses. En particular, en las mitologías del norte de Europa derivadas del culto a Odín aparecen los gigantes de hielo, en eterna lucha contra los Ases. Los propios Ases derivan de la unión de la giganta Bestla y el dios Bor, y en la apocalíptica batalla final de Ragnarök los gigantes de hielo asaltarán Asgard, hogar de los dioses, y provocarán el fin del mundo. En la forma más elaborada de esta mitología recogida en la prosa y poesía de Edda, los gigantes son el origen de la mayoría de los monstruos de la mitología nórdica (por ejemplo, del lobo Fenrir), aunque en ocasiones se relacionan de forma más amigable con los Ases.
El padre de los Jotuns fue Ymir, el primer ser viviente que existió de acuerdo con el mito de la creación de la mitología nórdica. Los demás gigantes nacieron de su sudor.
Las historias de combates con los gigantes son comunes en el folclore de Gales e Irlanda. Desde ahí los gigantes pasaron a los romanceros bretones y artúricos, y de estas fuentes se divulgaron a los cuentos heroicos de Torcuato Tasso, Ludovico Ariosto, y su seguidor Edmund Spenser. El gigante Desesperación aparece en El progreso del peregrino de John Bunyan. Las mitologías nórdica y anglosajona también son ricas en historias de gigantes, que aparecen aquí como una raza separada pero semejante a la de los dioses, y luchan con frecuencia con Thor. Los ogros y troles son criaturas humanoides semejantes a los gigantes que también aparecen en el folclore de varias regiones europeas.

- Cultura hebrea
Dentro de la historia hebrea, la Biblia recoge la existencia de una raza de gigantes llamada «Nephilim». El Génesis afirma que «Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre» (Génesis, 6:4). En este versículo «gigante» es una traducción del hebreo «Nephilim». La tradición posterior a la Biblia sostiene que Nimrod era un miembro de esta raza.
Para la Biblia la raza de los gigantes surgio de la la union de los hijos de Dios con las hijas de los hombres (genesis 6: 4) pero antes de estas union ya existian estos seres genesis 6: 4. Sin embargo es dentro de la Biblia donde podemos encontrar una mayor cantidad de referencias: Génesis 6.4 ; Deuteronomio 2.10, 3.11.18; Josué 12.4, 13.12, 15.8; 2º Samuel 21.16; 1º Crónicas 20.4-7 y Job 16.15.
(Goliat y David)
Uno de los gigantes bíblicos fue Goliat, con quien luchó el rey David. En los mitos hebreos se cuenta la historia de Goliat, el último descendiente de los nephilim, una raza híbrida de los hijos de Dios y las hijas de los hombres , según el Antiguo Testamento. Su derrota en manos de la honda del pastor David fue —además de una liberación para el pueblo judío— una metáfora para demostrar la superioridad de alguien a priori en desventaja; representando éste el mismo «pueblo elegido».

- Mitología vasca
En la mitología vasca, aparecen dos tipos de gigantes. Los gigantes tales como los Jentilak y Mairuak, fueron los constructores de los dólmenes, Trikuharriak en euskera y menhires (los Harrespil o las Zutarri por ejemplo). Tras la cristianización, los gigantes fueron olvidados. Cuenta la leyenda que cuando los gigantes vieron una luz brillante en el cielo, fueron directamente al hombre mas viejo y sabio, el cual, sin ninguna duda, avistó el nacimiento de "Kixmi" (Cristo en antiguo vascón), y proclamo el fin de su raza de inmediato y todos los gigantes incluido el sabio se tiraron por el vecino precipio, otros se escondieron bajo las piedras, las cuales a partir de ese momento se denominaron "Jentilarri". El único que quedó fue Olentzero, un carbonero que según la leyenda debía avisar de la llegada del fin de la raza. Hoy en día se ha asemejado más con el cristianismo y realiza el papel de traer regalos el día de Navidad en Vasconia.
Por otra parte está Tartalo(con variaciones como Torto o Alabari), es un cíclope antropomorfo, gigantesco, con un solo ojo en medio de la frente. Su tamaño es descomunal al igual que su fuerza, y su entretenimiento favorito es tirar piedras de un monte a otro. Cuenta la leyenda, que debido a este entretenimiento se crearon varias construcciones existentes hoy en día. Al contrario que otros personajes también gigantes, como los "Jentilak", Tartalo es perverso, de instintos salvajes y muy agresivo. Se alimenta de niños e incluso adultos de vez en cuando. Se cree que habitaba en el monte Saadar en Zegama (Gipuzkoa) donde hay un dolmen llamado Tartaloetxea (casa de Tartalo). Tartalo era poseedor de un anillo mágico que le servía para controlar a sus presas, ya que al grito de "Non hago?"(¿Dónde estas?) por parte de Tartalo, el anillo respondía "Hemen nago, hemen nago"(Aquí estoy, aquí estoy).


lunes, 17 de enero de 2011

Ammyt

Ammyt

Ammyt, la "devoradora de los muertos" o "devoradora de corazones", en la mitología egipcia.
Nombre egipcio: Ammyt (otras grafías: Ammit, Ammut, Amemet o Amam).

Iconografia

Era representada como un ser con cabeza de cocodrilo, la parte delantera de león y la trasera de hipopótamo.

Mitologia

Ammyt se situaba bajo la balanza en el Juicio de Osiris, celebrado en la Duat, el inframundo. Dyehuty (Tot) comparaba el peso del corazón del difunto "Ib", símbolo de los actos pasados terrenales, la conciencia y moralidad, contra la pluma que representaba la Maat, la Verdad, Justicia y Armonía Universal.
Para que el difunto pudiera ser considerado “Justo de voz”, el corazón y la pluma debían ser igual de ligeros. Si el corazón pesaba más que la pluma era considerado impuro, Ammyt lo devoraba y a la persona juzgada no se le concedía entrar en el Aaru, perdiendo su condición de inmortal, pereciendo definitivamente.




domingo, 16 de enero de 2011

Amaru Aranway

Amaru Aranway

Los Amarus de Junín o Amaru Aranway son dos seres hermanos mitológicos que forman parte de un relato dentro del folclore del Departamento de Junín en el Perú, donde mediante esta historia, que se fue transmitiendo de generación en generación oralmente, se explica la existencia de grandes fieras que atemorizaban a la población, dando como resultado a dos fantásticos seres de grandes poderes enviados a combatir ese problema empeorándolo y causando aún más terror, causa por la cual los Huancas aclamaban a los dioses una solución, explicando el origen de la Cordillera Blanca y Negra. Se presenta a continuación lo rescatado del relato:
Cuentan los Wancas, que sus ancentros vivían en cavernas, porque en los alrededores del gran lago (de Junín) habitaban unas terribles fieras que los atacaban. Así que imploraron a Wirakucha, quien a su vez ordenó a Tulumanya (el Arco iris) que les enviara ayuda. Fue así que este hizo brotar de su pecho, con un gran estruendo, a una bestia fabulosa, con cabeza de wanaku, alas y garras de wamanpallpa, patas de uturunku en un cuerpo de kurtashu, cubierto de escamas, que terminaba en una cola de anaconda: era el yana Amaru (de color oscuro) el cual debía terminar con aquellas fieras que atormentaban a los pobladores de la región. Mas una vez cumplido el encargo, éste a su vez comenzó a atacarlos, por lo que nuevamente suplicaron, y entonces fue engendrado yuraq Amaru (de color plateado) para combatir al primero. Sin embargo, entreambos y sus descomunales peleas, causaron aún mayores estragos.

Es entonces que Wirakucha envió a Illapu (el Rayo) y a Wayrapuka (el Viento) a combatirlos. Al verlos, los dos Amarus se sumergieron en el lago, pero Illapu quebró una orilla y Wayrapuka empujó las aguas para que se desbordasen y así el lago se secase, dejando a los Amarus al descubierto. Ellos entonces trataron de huir al cielo, pero Wayrapuka los hizo volver, e Illapa les dio el combate definitivo. Poco antes de morir, ambos Amarus se estiraron y crecieron aún más, transformándose en la dos cadenas montañosas que amurallan el valle. El mayor hacia el poniente, convirtiéndose en la Cordillera Negra, de fértiles tierras de cultivo y amplias pasturas, mientras que el menor lo hizo hacia el saliente, la Cordillera Blanca con nieves perpetuas, que desde el nevado de Waytapallana, es la proveedora de las aguas del deshielo que se usan en el riego así como también para el consumo humano.


sábado, 15 de enero de 2011

El Ba

El Ba

El ba es una fuerza anímica, componente de la parte espiritual del hombre, la fuerza animada de cada ser fallecido, personalidad espiritual manifestada una vez acaecida la muerte, según la mitología egipcia.

Es un concepto referente al difunto y no al hombre vivo; el ba era una especie de mediador entre el mundo de los dioses y la Tierra, pues tenía movilidad y hacía posible que ambos mundos se relacionaran. Era el medio que tenía el difunto para desplazarse y reunirse con su ka que permanecía en la tumba.
El ba abandonaba el cuerpo en el momento de la muerte del individuo y ascendía al reino celestial pero, cada noche, debía acudir al sepulcro para alojarse en el cuerpo del difunto, iba y venía del mundo de los dioses a la tumba. El ka y el ba eran componentes indisociables, se necesitaban uno a otro, y la destrucción del cuerpo implicaba la eliminación del ba.
Esto hizo necesario embalsamar el cuerpo, y que en las tumbas se esculpieran estatuas del difunto y "Falsas Puertas", para que el ba reconociera el soporte material que le debía sustentar. En previsión de que el cuerpo se corrompiera, se incluían en las tumbas estatuas de los fallecidos, para que pudieran servir de cobijo al ba.
El ba de las divinidades se manifestaba en encarnaciones terrenales, como animales, en estatuas sagradas, y en otras entidades divinas asociadas: Osiris era considerado el ba del dios Ra. También tenían ba ciertos objetos, tales como las pirámides.
Para los antiguos egipcios los componentes del espíritu humano eran: Ib, Ka, Ba, Aj, Ren y Sheut.

Iconografia

La representación del ba en jeroglífico es una cigüeña africana o jabiru, o bien un ave con cabeza humana; en el Imperio Nuevo como halcón con cabeza y brazos humanos; como carnero, grulla, etc.


El ba es eterno y su naturaleza es muy cercana a la de los dioses: neteru; se representaba como cigüeña africana o jabiru (Mycteria ephippiorhyncus seu senegalensis).


Representada como tres jabiru significaba "el poder", "todas las manifestaciones divinas".


Un ave con cabeza humana simbolizaba al espíritu unido al cuerpo, o que ya se ha separado.


El ba representado como carnero es un espíritu divino principal.


El signo del ba como llama sería la reminiscencia de una antigua teoría religiosa donde las estrellas del cielo eran, simplemente, innumerables ba iluminadas por su luz.



Mandulis

Mandulis

Mandulis es el nombre griego del dios Meruel, de origen nubio, que personifica la juventud solar en la mitología egipcia. Fue identificado con el Sol y la luna llena, como ojos que le daban agudeza visual.
Nombre egipcio: Meruel (otras grafías: Merw, Merwl, Merwil, Merweter, Menrwil o Menlil). Nombre griego: Mandulis.

Iconografia

Se le representaba como un halcón con cabeza humana portando la corona Atef y, a veces, como un león.

Mitología

Fue considerado hijo de Isis y Osiris por los griegos. También se le asoció con Satis, diosa de la primera catarata del Nilo, y con Uadyet, diosa de Buto.

Sincretismo

Se le relacionaba con Ra, aunque en la primera catarata se le asociaba a Osiris. Fue identificado con Horus en el periodo ptolemaico y romano.

Culto

Mandulis era un dios venerado en la Baja Nubia y, especialmente, por los blemios, nómadas de la región entre el río Nilo, de la primera a la segunda catarata, y la costa del mar Rojo, últimos paganos fieles a la religión egipcia, que aun lo adoraban en el siglo VI. Se podía ver su pequeña capilla en la isla de la diosa Isis, en File. Recibió culto en Kalabsha, durante el reinado de Augusto.


miércoles, 12 de enero de 2011

Las Sirenas

Sirena Chilota

La Sirena chilota es un ser acuático perteneciente a la mitología de Chiloé. Posiblemente su origen se deba a la unión del mito de la Sirena de la mitología europea, y de las Sumpall de la mitología mapuche.

Apariencia

Al igual que todas las sirenas, la sirena chilota se caracteriza por tener un cuerpo mitad pez y mitad mujer. Su parte humana tendría el aspecto de una adolescente muy hermosa, de larga cabellera dorada como el oro, y de un encanto y dulzura incomparables. La parte de pez tendría escamas de un color dorado.

Leyenda

Los chilotes, especialmente los pescadores, cuentan en sus leyendas que la Sirena chilota, sería la hija menor del millalobo y la Huenchula. Encomendada por su padre, tendría como tarea cuidar a todos los peces, como una pastora de ellos. Igualmente ayudaría a sus hermanos (la Pincoya y el Pincoy) a llevar los cuerpos de las personas ahogadas, hacia el Caleuche, para que revivan y sean felices.
Esta bella sirena habitaría comúnmente cerca de la isla Laitec; y en la noches de luna, si el marinero tiene suerte, puede observar a la sirena chilota sentada sobre los roquerios, y con su peine de oro, peinándose su dorada cabellera. Pero esta sirena debe ser observada de lejos, ya que estaría cantando canciones de amor, que atraen a los marineros.
Igualmente, en algunas ocasiones puede verse nadar cerca de las embarcación de algún pescador que sea de su agrado; al cual le proporcionaría abundante pesca para tratar de conseguir que el pescador le retribuya el obsequio con su amor.
El hombre que se acerca a ella atraído por su gran belleza, cae inmediatamente ante el bello embrujo de esta sirena; y aunque trate de alejarse de ella, luego de darse cuenta de que ella posee una parte de pez, la Sirena llorará y entre su llanto le contara su triste historia de soledad, hasta lograr seducir al hombre. Tras ser atraídos, la sirena usa sus hechizos para llevados al fondo del mar, al palacio de los mares, donde ella habita junto a su familia. Si el hombre se ha sumergido bajo el agua, debido a los hechizos recibidos, él ya no puede volver a su antigua vida en la tierra; pero a cambio de vivir con la sirena chilota, el hombre recibirá riquezas inmensas.
Los hombres que por diversos motivos, la sirena ya no los desea y son liberados, y si al estar en el mar han llegado a tener relaciones con ella; luego al formar un nuevo hogar en la tierra, producto de su relación y el efecto de los hechizos recibidos, sus descendientes nacerán con una cola de pez; enterándose todo el pueblo que ese hombre estuvo con la sirena chilota.

Tritón

Fuente del Tritón

La Fuente del Tritón se erige en el Quirinal (Roma, Italia), cerca de la Fontana de Trevi (41°54′13″N 12°29′18″E). Fue realizada por el genial maestro del Barroco italiano, Gianlorenzo Bernini. Esta espectacular fuente, está ubicada en el centro de la Plaza Barberini, cerca de la entrada al Palacio Barberini (que hoy alberga la Galería de Arte Antigua), que Bernini ayudó a rediseñar para su patrón, Maffeo Barberini, que se había convertido en papa con el nombre de Urbano VIII.
Queda a sólo unas manzanas de la obra de Borromini San Carlo alle Quattro Fontane. En la fuente, que Bernini ejecutó en travertino en 1642–43, el dios marino Tritón aparece lanzando un chorro de agua a través de una caracola, sentado sobre una enorme concha sostenida por cuatro delfines1 que entrelazan la tiara papal con llaves cruzadas y las abejas heráldicas de los Barberini en sus colas escamosas. El Tritón, la primera de las fuentes de Bernini, se erigió para proporcionar agua del acueducto de Acqua Felice, que Urbano había restaurado, en una celebración dramática. Fue el último gran encargo de su gran mecenas.
El triunfal pasaje de Ovidio en Las metamorfosis Libro I, evocando un control similar al dios sobre las aguas y describiendo el secado tras el diluvio universal, que Urbano le dio a Bernini para ilustrarlo, era bien conocido para todos los contemporáneos romanos ilustrados:

Ya Tritón, a su llamada, aparece

Por encima de las olas; luce ropa tiria;
Y en su mano una trompeta retorcida lleva.
El soberano le pide que inspire pacíficos sones,
Y dé a las olas la señal para retirarse.
Su retorcida concha coge; cuya estrecha abertura
Crece poco a poco hasta hacerse grande,
Entonces sopla; el toque con sonido redoblado,
Recorre el amplio circuito del mundo entero:
El sol lo oyó el primero, en su temprano este,
Y encontró los ecos vibrantes en el oeste.
Las aguas, escuchando el rugir de la trompeta,

Obedece el mandato, y abandona la orilla.

La Fuente del Tritón es una de las evocadas en la obra de Ottorino Respighi Fontane di Roma. La leyenda aplicada a la Fontana de Trevi se ha extendido también a esta: que cualquier visitante que lanza una moneda al agua tiene garantizado su regreso a Roma.
Dos bocetos en terracota que se encuentran en el Detroit Institute of Arts, se han atribuido con seguridad a Bernini, y reflejan su exploración de los temas de la fuente de los delfines entrelazados y el musculoso Tritón, con cola escamosa.



martes, 11 de enero de 2011

Tritón

Tritón

En la mitología griega, Tritón (en griego antiguo Τρίτων Tritôn) es un dios, mensajero de las profundidades marinas. Es el hijo de los dioses marinos Poseidón y Anfítrite. Suele ser representado con el torso de un humano y la cola de un pez, como la versión masculina de una sirena.
Como su padre, llevaba un tridente. Sin embargo, el atributo especial de Tritón era una concha de caracol que tocaba como una trompeta para calmar o elevar las olas del mar. Su sonido era tan terrible que, cuando la tocaba fuerte, hacía que los gigantes echaran a volar, al imaginar que era el rugir de una poderosa bestia salvaje.
Según la Teogonía de Hesíodo, Tritón moraba con sus padres en un palacio dorado en las profundidades del mar. La historia de los argonautas sitúa su hogar en la costa de Libia. Cuando el Argo desembarcó en la Pequeña Sirte, la tripulación llevó el velero al lago Tritonis, desde donde Tritón, la deidad local, los guió por el Mediterráneo.
Tritón fue padre de Palas y padrastro de la diosa Atenea. En una pelea entre ambas, Atenea mató a Palas. También se le cita a veces como padre de Escila con Lamia.
Tritón también apareció en los mitos y épicas romanas. En la Eneida, Miseno, el trompetero de Eneas, desafió a Tritón en un concurso de trompeta. El dios lo arrojó al mar por su arrogancia, donde se ahogó.
Con el tiempo, el nombre y la imagen de Tritón llegó a estar asociado con una clase de criaturas parecidas a sirenos, los Tritones, que pueden ser masculinos o femeninos, y que suelen formar el cortejo de divinidades marinas. Los Tritones ordinarios fueron descritos en detalle por el geógrafo Pausanias.4 Una variedad de Tritón, el centauro-tritón o ictiocentauro (‘pez-centauro’), se describía con las patas delanteras de un caballo además del torso humano y la cola de pez. Es probable que la idea de los Tritones deba su origen a los dioses-peces fenicios.
Entre los objetos bautizados en honor de Tritón se incluye Tritón, la mayor luna del planeta Neptuno. Este nombre es simbólico, pues Neptuno es el nombre latino del padre de Tritón: Poseidón.


Los Sumpall

Los Sumpall

Los Sumpall también conocidos como sumpalwe o sompallwe, son criaturas perteneciente a la mitología mapuche; las cuales se relacionan con el agua.

Apariencia

Los Sumpall serían seres cambiantes, que generalmente presentarían una apariencia mitad humano y mitad pez, muy similar a las sirenas y tritones; aunque en algunas ocasiones también podrían tomar una forma completamente humana. Su parte humana sería muy hermosa y tendrían el pelo largo y de color brillante. Existen Sumpall femeninas y masculínos.

Leyenda

Según cuentan las leyendas mapuches, los Sumpall son seres encargados de cuidar las aguas de los ríos, lagos y mares; y en aquellos lugares donde viven, nunca se secaría el agua. Ellos habitarían en su mayoría en los ríos y lagunas. Igualmente serían seres que dependiendo del género que tuvieran, raptarían a los hombres o las mujeres; pero esto ocurriría comúnmente con la voluntad del secuestrado o secuestrada, quienes escuchaban encantados sonidos y voces maravillosas llamándolos desde el fondo de las aguas. Los ahogados eran frecuentemente niñas, que según la leyenda a veces volvían cargadas de frutos marinos y pescados, a consolar a sus padres y pedirles que no lloren. Al ser llevada la persona al fondo del río o el lago, en un lugar llamado Sumpallhue, también se transformaría en un o una Sumpall. Otras fuentes señalan que se convertían en aves; a veces en una huala, que no vuela bien pero si es excelente nadadora; esto porque el Sumpall todavía la retiene. Si el Sumpall se ha raptado a una mujer, la familia de la mujer recibiría un pago (el gapitún) por el robo de la novia; ya que es una costumbre del pueblo mapuche, cuando alguien secuestra a una mujer para casarse con ella. (La retribución que debe hacer el Sumpall está muy arraigada en la cultura mapuche como una ley natural; todo lo que se quita debe ser repuesto; por eso hay muchos ritos en los que se hacen ofrendas y regalos antes de cosechar o quitar. Como por ejemplo las ofrendas que se hacen al mar, poniendo ollas de comida en hilera, sobre la arena; el mar se las lleva, pero debe devolverlo todo con peces abundantes; a veces no es la ola quien trae las retribuciones sino una sirena, una niña que sale del agua con un canasto de peces y mariscos). La Sumpall femenina igualmente en algunas ocasiones puede dar un pago a la madre del hombre que ella ama, pero el hecho sería contrario a lo común en la tradición Mapuche. También se dice que los sumpall masculinos fecundan a las mujeres que van a las orillas de los ríos solas.
Los primeros Sumpall habrían sido creados por Trentren-Vilu, a partir de los hombres que se ahogaron en la gran batalla de las serpientes míticas. Los Sumpall se caracterizan por ser seres que pueden realizar el bien o el mal dependiendo el caso. Así, igualmente puede cobrar venganza contra las personas que hacen daño a los ríos, lagunas y otros lugares relacionados con el agua; cumpliendo en estos casos el mismo papel que los Ngen-ko (espíritus dueños del agua).
Hay decenas de relatos y leyendas en torno a los ríos, costas, lagos y lagunas donde interviene el Sumpall. Con el gusto del pueblo mapuche por el agua y la natación, no deben haber sido pocos los ahogados.

Las Sirenas

Las Sirenas

Las sirenas (en griego antiguo, Σειρήν Seirến, ‘encadenado’, seguramente inspirado en el sánscrito Kimera, ‘quimera’) son seres fabulosos, originarios de la mitología griega y ampliamente extendidos en las narraciones fantásticas de la literatura occidental, cuya función y representación han variado con el tiempo.
Aunque en su forma original eran seres híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común las describe como mujeres jóvenes con cola de pez. Es por ello que en muchas lenguas no latinas distinguen la sirena original clásica (inglés siren, alemán Sirene) de la sirena con cola de pez (inglés mermaid, alemán Meerjungfrau).

Mitología Griega

En la mitología griega, las sirenas son una clase difusa que comprende varios seres que se distinguen por una voz musical y prodigiosamente atractiva; las representaciones artísticas más antiguas, que las muestran como aves con rostro o torso femenino, se deben probablemente a la asociación de las aves con el canto, así como al frecuente uso iconográfico de los seres alados para representar a los espíritus de los muertos. Muchas de las huellas gráficas más tempranas de las sirenas están en monumentos y ofrendas funerarias.
En época preclásica comenzaron ya a identificarse con náyades, y su canción a describirse como un atractivo irresistible que llevaba a la perdición a los marinos. Distintos relatos las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo o Forcis, sea sin intervención femenina o de las musas Estérope, Melpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y con el baile. Su número es también impreciso, contándose entre dos y cinco; los nombres registrados incluyen Agláope (la de bello rostro), Telxiepia (de palabras aclamantes) o Telxínoe (deleite del corazón), Pisínoe (la persuasiva), Parténope (aroma a doncella), Ligeia (empleado luego por Edgar Allan Poe para el célebre cuento homónimo sobre una mujer de mortal belleza), Leucosia (como un ser puro), Molpe (la musa), Radne (mejoramiento) y Teles (la perfecta).
Los antropólogos debaten sobre si esas figuras no son genios de los pasos que guardan (o, en este caso, invitan) las Puertas de la Muerte, emparentadas con Escila y Caribdis, a las que están próximas en los mitos homéricos. Eurípides, en una estrofa del coro de Helena (verso 168) las llama παρθηνικοι κοραι parthenikoi korai, ‘jóvenes doncellas’; en este fragmento se apoyan Laurence Kahn-Lyotard y Nicole Loraux para incluirla dentro de las figuras del más allá, identificándolas con las cantoras de la Islas de los Bienaventurados descritas por Platón.
Figuran con frecuencia en episodios míticos, muchas veces reminiscentes de su antiguo papel como deidades ctónicas. Algunas versiones narran que acompañaban a Perséfone cuando fue raptada por Hades, y que su apariencia bestial fue el castigo impuesto por Deméter por no proteger a su hija del dios del inframundo. En otras, el cuerpo alado es un don de Zeus para permitirles perseguir al raptor, y en aún otras es una pena impuesta por Afrodita por resistirse a la voluptuosidad.

Episodios Literarios

En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros encantados por la voz de las sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo, que logró con su canto tapar la música de aquellas y distraer a los Argonautas que se hubieran encallado de otro modo en los sirenum scopuli donde estas habitaban. Derrotadas por la superior habilidad de Orfeo, las sirenas se transformaron en piedra, o en otras versiones se arrojaron al mar para morir.
En la Odisea (XII, 39), Ulises preparó a su tripulación para evitar la música de las sirenas tapándoles los oídos con cera; deseoso de escucharlas él mismo, se hizo atar a un mástil para no poder arrojarse a las aguas al oír su música.
Las sirenas aparecen también en algunos de los cuentos de Las mil y una noches. Así, en el titulado La ciudad de bronce1 leemos la siguiente descripción:
las dos hijas del mar [...] eran dos maravillosas criaturas de largos cabellos ondulados como las olas, de cara de luna y de senos admirables y redondos y duros cual guijarros marinos; pero desde el ombligo carecían de las suntuosidades carnales que generalmente son patrimonio de las hijas de los hombres, y las sustituían con un cuerpo de pez que se movía a derecha y a izquierda, de la propia manera que las mujeres cuando advierten que a su paso llaman la atención. Tenían la voz muy dulce, y su sonrisa resultaba encantadora; pero no comprendían ni hablaban ninguno de los idiomas conocidos, y contentábanse con responder únicamente con la sonrisa de sus ojos a todas las preguntas que se les dirigían.
Muy distinta es la sirena del relato de Hans Christian Andersen La Sirenita, capaz de entender y hablar la lengua de los hombres, pero condenada al silencio por su pacto con la bruja del mar.

Atractivo de las Sirenas

Aunque en la iconografía moderna las sirenas se representan por lo general como de abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicase en su voz, y que su apariencia fuese poco menos que monstruosa. Horacio, en la Epistola ad Pisones, hace mención a un híbrido de mujer y pez como un sujeto hilarante:

desinat in piscem mulier formosa superne;
spectatum admissi, risum teneatis, amici

si en pez acabase lo que es una hermosa mujer por encima,
¿aguantaríais la risa al verlo, camaradas?

Se ha comentado que posiblemente las sirenas que tanto intrigaron a Sigmund Freud son la intelectualización tardía de un hecho narrativo que aúna peligro y belleza. En todo caso, ése sería un añadido elaborado a lo largo de los siglos a su origen como horrendas y extraordinarias cantantes que ocultaban el asesinato y la antropofagia.
Los nombres de la sirenas, así como muchos otros de personajes de la mitología han servido para nombrar muchos objetos astronómicos como:

Telxínoe, satélite de Júpiter.
Parténope del cinturón de asteroides.


Tántalo

Tántalo

En la mitología griega, Tántalo (en griego antiguo Τάνταλος Tántalos) era un hijo de Zeus y la oceánide Pluto, rey de Frigia o del monte Sípilo en Lidia (Asia Menor). Se convirtió en uno de los habitantes del Tártaro, la parte más profunda del Inframundo, reservada al castigo de los malvados.
Fue padre de Pélope, Níobe y Broteas con la pléyade Dione. Robert Graves dice que su esposa también pudo ser Euritemista (una hija del dios-río Janto), Eurianasa (hija del dios-río Pactolo) o Clitia (hija de Anfidamante).

Interpretaciones

Diversos autores ven en este mito un rotundo rechazo de la religión olímpica a los sacrificios humanos, que si bien eran habituales en los primeros cultos, sobre todo en el Deméter en su primitiva encarnación como Gran Diosa, se consideraban entonces como tabú. Los griegos de la épica acusaban a Tántalo de intentar engañar a los dioses olímpicos para devolverlos a sus antiguas identidades ofreciéndoles un banquete-sacrificio de carne humana.
Tántalo cometió además los tres grandes pecados de la mitología griega: ofender a un anfitrión, hacer daño a un niño y desafiar a los dioses.
Alternativamente, Tántalo es retratado como una autoridad prometeica que divulgaba secretos divinos a los mortales y presidía ceremonias sagradas de iniciación consistentes en la muerte y transfiguración místicas.

Tántalo el Segundo

Otro Tántalo, llamado el Segundo, fue rey de Pisa, hijo y heredero de Broteas o, según otras fuentes de Tiestes, hijo de Pélope, y descendiente en ambos casos del Tántalo anterior, en cuyo honor recibió su nombre.
Cuando se le considera hijo de Broteas, era el primer marido de Clitemnestra y murió en batalla a manos de Agamenón, quien luego obligaría a su viuda a casarse con él. Se cuenta que Agamenón también arrancó violentamente de su pecho al hijo Clitemnestra, arrojándolo contra la piedras y rompiendo así su cabeza.
Cuando se le considera hijo de Tiestes, se cuenta que habiéndole invitado su hermano Atreo a un banquete para celebrar una amnistía, éste asesinó al infante Tántalo, lo hirvió y lo sirvió a la mesa, junto a los cuerpos también cocinados de Plístenes, Áglao, Orcómeno y Calileonte, todos parientes de Tiestes. Al terminar la comida, le presentó en otra bandeja las cabezas, pies y manos de sus víctimas, para que se diera cuenta de lo que había comido. Tiestes vomitó horrorizado lo que tenía en el estómago y lanzó una terrible maldición a los descendientes de Atreo.

Otros Personajes

Tántalo era uno de los Nióbides, hijos de Níobe (por tanto nietos del primer Tántalo) y Anfión.
Tántalo era el nombre por el que también se conocía a Talos, el sobrino de Dédalo.




Las Harpías

Las Harpías

En la mitología griega, las Harpías o Arpías (en griego antiguo Άρπυια Harpyia, ‘que vuela y saquea’) eran hermosas mujeres aladas conocidas principalmente por robar constantemente la comida de Fineo antes de que éste pudiera comerla, haciendo cumplir así un castigo impuesto por Zeus. Esto las llevó a pelear con los Argonautas. En tradiciones posteriores fueron transformadas en genios maléficos alados de afiladas garras, que es como se les conoce popularmente.

Mitología

Las Harpías eran hijas de Electra y Taumante y hermanas de Iris. Hesíodo las describía en su Teogonía como criaturas de «adorables cabellos».
Fineo, un rey de Tracia, tenía el don de la profecía. Zeus, furioso con él por haber revelado secretos de los dioses del Olimpo contra la voluntad de éstos, le castigó confinándole en una isla con un festín del que no podía comer nada, pues las Harpías siempre robaban la comida de sus manos justo antes de que pudiera tomarla. Este castigo se prolongó hasta la llegada de Jasón y los argonautas, que enviaron a los héroes alados, los Boréadas, Calais y Zetes, tras las Harpías. Éstos lograron espantarlas, pero no las mataron a petición de Iris, quien prometió que Fineo no volvería a ser molestado por ellas. Agradecido por su ayuda, Fineo contó a los Argonautas cómo superar las Simplégades para poder continuar su periplo.
La versión básica de este mito, a medida que fue contada una y otra vez, añadió nuevos detalles: a saber, que las Harpías no robaban la comida sino que la ensuciaban con sus excrementos, haciéndola incomible. Pronto fueron vistas como difusoras de suciedad y enfermedad, adquiriendo también su más famosa apariencia monstruosa.
Con esta forma fueron agentes del castigo, que raptaban a la gente y la torturaban de camino al Tártaro. Eran despiadadas, crueles y violentas y vivían en las islas Estrófades. Solían ser vistas como personificaciones de la naturaleza destructiva del viento.
Según Hesíodo, las Harpías eran originalmente dos: Aelo (‘viento tempestuoso’, a veces llamada Nicótoe) y Ocípete (‘vuelo rápido’). Posteriormente los romanos añadieron a Celeno (‘la oscura’), considerada la más malvada de todas. Homero nombra en la Ilíada una llamada Podarge (‘pies veloces’), madre, tras unirse con el viento Céfiro, de Janto y Balio, caballos de Aquiles. También se hace a las arpías madres de Flógeo y Hárpago, caballos de los Dioscuros (Cástor y Pólux).
Eneas encontró a las Harpías en las Estrófades cuando éstas robaron repetidamente el banquete que los troyanos estaban preparando. Celeno los maldijo, diciendo que los troyanos estarían tan hambrientos que se comerían sus mesas antes de que el día terminase. Los troyanos huyeron asustados.

Heraldica

En la Edad Media, la harpía, a menudo llamada «águila virgen», se convirtió en una popular carga en la heráldica, particularmente en Frisia Oriental, apareciendo entre otros en los escudos de armas de Reitburg, Liechtenstein y los Criksena.

Teoria sobre su Origen

R. D. Barnett sugiere en Influencias Orientales Antiguas en la Grecia Arcaica (un ensayo en El Egeo y Oriente Próximo, ed. Saul S. Weinberg, Locust Valley, Nueva York, 1956) que las Harpías fueron adaptadas originalmente de los adornos de los calderos de bronce de Urartu:
Éstos provocaron tal impresión en Grecia que parecen haber iniciado el auge de las sirenas en el arte griego arcaico, y como parecían revolotear por el borde de tan nobles vasijas de cocina, parece que originaron la familiar leyenda griega de Fineo y las Harpías, quienes son así representadas en el arte griego. El mismo nombre de Fineo, la víctima de sus persecuciones, puede no ser más que una corrupción del nombre de un rey de Urartu, Ishpuinish o Ushpina (sobre 820 adC), quien quizá fuera relacionado por los mercaderes griegos con estas vasijas.
Otros investigadores señalan que esta teoría están fundada en la idea de que las Harpías eran monstruosos pájaros con cabezas humanas, lo que no es cierto en los mitos originales.
En su forma humana alada, las Harpías no eran diferentes a un gran número de divinidades griegas y como tales no necesitarían una explicación especial sobre su origen. La forma posterior de pájaro monstruoso es considerada por la mayoría de los autores como una confusión con una representación primitiva de las sirenas como mujeres pájaro.




lunes, 10 de enero de 2011

Los Angeles

Angel

Un ángel es un creado presente en las creencias de muchas religiones cuyos deberes son asistir y servir a Dios. Según las tres principales religiones monoteístas, los ángeles además actúan como mensajeros, ejecutando los juicios de Dios y sirviendo a los creyentes. Desde este punto de vista, los ángeles son normalmente considerados como criaturas de gran pureza destinadas en muchos casos a la protección de los seres humanos. En este sentido, en el cristianismo, se habla del ángel de la guarda o custodio, que sería aquel que Dios tiene señalado a cada persona para protegerla.1 Por contraposición, también existe la figura del ángel caído, aquel que ha sido expulsado del cielo por desobedecer o rebelarse contra Dios. El más conocido de ellos, en la tradición cristiana, es Lucifer".
Otro punto de vista dice que un ángel es un ser material, ya que no hay nada inmaterial, ni siquiera la luz es inmaterial.
Tradicionalmente, sobre todo en pintura, los ángeles han sido representados como seres alados (adaptado de la iconografía de Eros), aunque pueden ser espíritus invisibles o incluso simplemente rayos de luz que todo lo observan, que pueden aparecer en la Tierra no sólo como seres humanos sino también como animales o incluso objetos. Posiblemente, para seres visionarios o en trance místico, las "alas" fueran el movimiento tenue o enérgico que visualizaban alrededor de sus apariciones y que, por una traslación a algo inteligible culturalmente, fue asimilado a "alas".
Aunque también cabe agregar el deseo del hombre al volar, y los Ángeles siendo seres con forma humana perfecta, Dios les otorgo el don de volar por los cielos.

Etimologia

La palabra española "ángel" procede del latín angĕlus, que a su vez deriva del griego ἄγγελος ángelos, "mensajero". La palabra hebrea más parecida es םַלְאָךְ mal'ach, que tiene el mismo significado. El término "ángel" también se usa en la Biblia para las siguientes tres palabras hebreas:
אביר abbir (literalmente "poderoso"), en el Libro de los Salmos (78:25).
אלהים Elohim ("dioses" o plural mayéstático de Dios, según los autores), en Salmos (8:5).
שנאן shin'an, en Salmos (68:17).

Angeles en el Islam

Como religión emparentada estrechamente con el cristianismo y el judaísmo, en el Islam también existe la creencia en los ángeles, que en lengua árabe reciben el nombre de ملاك , malāk (plural ملائكة , malā'ika), de la misma raíz que el hebreo מלאך , malākh o malāj. Dios La creencia en los ángeles es central en el islam, empezando por el que, según la tradición, fue el jefe de los ángeles, Yibril o Yibrail (Gabriel), quien se dirigió a Mahoma en nombre de Dios para dictarle su revelación, el Corán.
El Islam concibe a los ángeles como seres creados de luz y dedicados totalmente al servicio de Dios, por cuyo mandato realizan determinadas tareas, como introducir el alma en el cuerpo de los neonatos, recoger el alma de los que mueren, registrar determinados hechos de la vida o servir de mensajeros divinos. Como ejemplo de esto último, además de la revelación hecha a Mahoma y a los profetas anteriores por Gabriel, está la anunciación a Maryam Bint Dawud (la virgen María).
Según el Islam, los ángeles, al contrario que los seres humanos, no comen ni procrean, no están dotados de libre albedrío y no pueden cometer pecados. Pueden adoptar apariencia humana y generalmente se les describe como seres extraordinariamente bellos que poseen varios pares de alas, aunque pictóricamente se les suele representar con un único par.
La figura del demonio en el Islam que tendría en su forma auténtica seiscientas alas, aparece asociada a la de los genios, seres creados de fuego y no de luz, por lo que no es considerado como un ángel caído.
El Islam no establece entre los ángeles jerarquías complejas como las que crearon los teólogos cristianos medievales. Hay cuatro ángeles que se consideran principales, Yibril, Azra'il, Mika'il e Israfil, todos ellos mencionados en el Corán salvo Azra'il, y otros ángeles menores. Yibril o Yibra'il (Gabriel) es el jefe de todos los ángeles y es también el mensajero de Dios para todos los profetas. Es el instrumento de la revelación no solo del Corán sino también de los Evangelios, los Salmos y la Torá a sus destinatarios respectivos. Azra'il(Azrael) es el ángel de la muerte, encargado de que el alma humana abandone el cuerpo. La separación de alma y cuerpo puede hacerse de un modo más dulce o más violento dependiendo del comportamiento que haya tenido la persona en vida. Mika'il (Miguel) es el encargado de la lluvia y del trueno. Por último, Israfil (Rafael) es el encargado de dar la señal de la llegada del Día del Juicio, con la «trompeta de la verdad», y de sembrar las almas en sus cuerpos antes de nacer.
Entre los otros ángeles presentes en las creencias islámicas, podemos encontrar a Rakīb y Athīd, que registran las buenas y malas acciones realizadas por las personas a lo largo de la vida; Nakīr y Munkar, que interrogan a la persona que acaba de morir acerca de su fe; Radwān, el ángel responsable del Paraíso, así como Mālik lo es del Infierno; Hārūt y Mārūt, dos angeles de la magia; y Charrsk, conocido como ángel de luz y oscuridad, a cuyo cargo están diecinueve ángeles que administran los castigos a los condenados al fuego tambien aparece en el Cristianismo Antiguo como un arcangel neutro. Otros ocho ángeles sostienen el trono de Dios.


Los Minotauros

Los Minotauros

El Minotauro (del griego Μινόταυρος, Minótauros), era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El mito tiene su versión más completa en la Biblioteca mitológica de Apolodoro. Su nombre significa "Toro de Minos", y fue concebido de la unión entre Pasífae y un magnífico toro con motivo de una afrenta divina. Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artífice Dédalo, hecho expresamente para retenerlo, ubicado probablemente en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta. Por muchos años, hombres y mujeres eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida de ésta terminó en manos del héroe Teseo.

Nacimiento del Minotauro

Existen varias versiones acerca de la afrenta que ocasionó que la esposa de Minos, Pasífae, tuviera la necesidad de unirse al toro de Creta. La versión más extendida dice que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón apoyo para suceder al rey Asterión de Creta frente a sus hermanos Radamantis y Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre.Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro blanco que Minos guardó para sí.

El Laberinto de Creta y el Atributo de Atenas

El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no pudiera escapar. Dédalo entonces construyó el laberinto, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado
A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica donde quedó campeón. El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas.3 La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses ofrecer un tributo a Creta.4 Así, una de las condiciones emergentes era entregar a siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro. Existen dos versiones conocidas acerca de la frecuencia de este tributo. Según una historia, las catorce vírgenes eran enviadas anualmente; en cambio, otra versión dice que los siete muchachos y siete doncellas eran llevados cada nueve años. Los catorce jóvenes eran internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días hasta encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento.

La Llegada de Teseo a Creta

Años después de impuesto el castigo a los atenienses, Teseo, hijo de Egeo, se dispuso a matar al Minotauro y así liberar a su patria de Minos y su condena. Se cuentan dos cosas acerca de cómo llegó Teseo a introducirse en el laberinto de Creta. Unos dicen que después de ayudar a Egeo contra los Palántidas,4 Teseo se enteró del sacrificio de los jóvenes y decidió él mismo ser parte de la ofrenda para enfrentarse a la bestia. Otra narración dice que era el propio Minos quien elegía a los jóvenes que servirían de alimento al Minotauro,5 y, enterado del aprecio que sentía Egeo por Teseo, quiso que éste fuera devorado en el laberinto. Era la tercera vez que catorce jóvenes atenienses, siete muchachos y siete muchachas, iban a ser sacrificados en favor de la bestia antropófaga5 cuando Teseo llegó a Creta, 27 años después de iniciado el terror del Minotauro.
Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos. Teseo conoció entonces a Ariadna, hija del rey, quien se enamoró de él. La princesa rogó a Teseo que se abstuviera de luchar con el Minotauro, pues eso le llevaría a una muerte segura, pero Teseo la convenció de que él podía vencerlo. Ariadna, viendo la valentía del joven, se dispuso a ayudarlo, e ideó un plan que ayudara a Teseo a encontrar la salida del laberinto en caso de que derrotara a la bestia. En realidad ese plan fue solicitado por parte de Ariadna a Dédalo, quien se las había ingeniado para construir el laberinto de tal manera que la única salida fuera usar un ovillo de hilo, el cual Ariadna le entregó para que, una vez que hubiera ingresado en el laberinto, atara un cabo del ovillo a la entrada. Así, a medida que penetrara en el laberinto el hilo recordaría el camino y, una vez que hubiera matado al Minotauro, lo enrollaría y encontraría la salida.

Interpretaciones del Mito

Carlo Lapucci ha señalado la relación del mito del minotauro con cuentos como «La bella y la bestia».
También este mito ha sido interpretado como la sumisión que existió de la Grecia continental a la civilización cretense durante el Período Minoico.
Jorge Luis Borges elaboró una recreación poética del mito en su cuento «La casa de Asterión». Tambíén este mismo autor tiene un poema que describe esta misma historia titulado «El hilo de la fábula».
Como una de las figuras más conocidas, el Minotauro forma parte de una gran cantidad de universos de ficción en la literatura, los juegos y el entretenimiento contemporáneo en general. Aparece sobre todo en los distintos juegos de rol y mundos del género épico.

sábado, 8 de enero de 2011

Los Centuros

Los Centauros

En la mitología griega, los centauros (en griego Κένταυρος Kentauros, ‘matador de toros’, ‘cien fuertes’, plural Κένταυρι Kentauri; en latín Centaurus/Centauri) son una raza de seres con el torso y la cabeza de humano y el cuerpo de caballo. Las versiones femeninas reciben el nombre de centáurides.

Vivían en las montañas de Tesalia y eran hijos de Ixión y Néfele, la nube de lluvia. Alternativamente, se les consideraba hijos de Kentauros (el hijo de Ixión y Néfele) y algunas yeguas magnesias, o de Apolo y Hebe. A veces se cuenta que Ixión planeaba mantener relaciones sexuales con Hera pero Zeus, su esposo, lo evitó moldeando una nube con la forma de Hera. Puesto que Ixión es normalmente considerado el ancestro de los centauros, puede hacerse referencia a ellos poéticamente como Ixiónidas.

Los centauros son muy conocidos por la lucha que mantuvieron con los lápitas, provocada por su intento de raptar a Hipodamía el día de su boda con Pirítoo, rey de los lapitas y también hijo de Ixión. La riña entre estos primos es una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento civilizado en la humanidad. Teseo, un héroe y fundador de ciudades que estaba presente, inclinó la balanza del lado del orden correcto de las cosas, y ayudó a Pirítoo. Los centauros huyeron. (Plutarco, Teseo, 30; Ovidio, Las metamorfosis xii. 210; Diodoro Sículo iv. 69, 70.) Escenas de la batalla entre los lápitas y los centauros fueron esculpidas en bajorrelieves en el friso del Partenón, que estaba dedicado a la sabia Atenea.

Como la Titanomaquia, la derrota de los Titanes por los dioses olímpicos, las contiendas con los centauros representan la lucha entre la civilización y el barbarismo y es conocida como Centauromaquia.

El personaje general de los centauros es el de seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales. Dos excepciones a esta reglas son Folo y Quirón, que expresaban su «buena» naturaleza, siendo centauros sabios y amables.

Entre los centauros, el tercero con una identidad individual es Neso. El episodio mitológico del centauro Neso raptando a Deyanira, la prometida de Heracles, también proporcionó a Giambologna (1529-1608), un escultor flamenco que trabajó en Italia, espléndidas oportunidades de concebir composiciones con dos formas en violenta interacción. Giambologna realizó varias versiones de Neso raptando a Deyanira, representados por los ejemplos conservados en diversos museos. Sus seguidores, como Adriaen de Vries y Pietro Tacca, continuaron esculpiendo incontables repeticiones del tema. Cuando Albert-Ernest Carrier-Belleuse abordó la misma composición de formas en el siglo XIX, la tituló Rapto de Hipodamía.

En antiguas vasijas pintadas áticas los centauros eran representados como seres humanos de frente, con el cuerpo y las patas traseras de un caballo sujetos a la espalda. Posteriormente, fueron hombres sólo hasta la cintura. La batalla con los lápitas y la aventura de Heracles con Folo (Apolodoro, ii. 5; Diodoro Sículo, iv. li) son temas favoritos del arte griego.

Muchas leyendas sobre los centauros sostienen que son criaturas muy inconstantes, que miran con frecuencia al cielo para determinar sus destinos. Son grandes astrólogos y muy aficionados a la adivinación.

Teorias Sobre su Origen

El antropólogo de salón y escritor Robert Graves especuló con que los centauros de la mitología griega fueran una reminiscencia de una secta prehelénica que considerase al caballo un tótem. Una teoría parecida aparece en El toro del mar de Mary Renault.

Otras fuentes especulan con la idea de que los centauros provengan de la primera reacción de una cultura que no conociese la equitación, como el mundo egeo minoico, hacia los nómadas que sí montaban a caballo. La teoría señala que tales jinetes parecerían mitad hombres mitad caballos. La cultura de doma y monta de caballos surgió primero en las estepas del sur de Asia Central, quizá aproximadamente en la actual Kazajistán.

Los Centauros en la Ficcion Contemporanea

Los centauros han aparecido muchas veces y en muchos lugares en obras de ficción modernas.

Aunque se dice que la palabra griega kentauros está compuesta por un único morfema —quizá no griego en su origen—, el sufijo -tauro ha sido inventado por escritores y diseñadores de juegos a finales del siglo XX para otros híbridos animal-humanos fantásticos.

Centaurides

Aunque las mujeres centauros, llamadas centáurides no son mencionadas en la antigua literatura y arte griego, aparecen ocasionalmente en la antigüedad tardía. Un mosaico macedonio del siglo IV a. C. actualmente en el Museo Arqueológico de la ciudad de Pella es uno de los primeros ejemplos de la presencia de centáurides en el arte. El autor romano Ovidio en sus Metamorfosis menciona a una centáuride llamada Hilonoma, que se suicidó cuando su amante Cílaro murió durante la guerra contra los lapitas.

En una descripción de una pintura en Neápolis, el retórico griego Filóstrato el Viejo describe a las centáurides como hermanas y esposas de los centauros masculinos que vivían en el monte Pelion con sus hijos.

Qué hermosas son las centáurides, aunque tengan cuerpo de yeguas; porque algunas crecen de yeguas blancas, otras de yeguas castañas, y el pelaje de otras es manchado, pero todas brillan como las yeguas bien cuidadas. También hay centáurides blancas que crecen de yeguas negras y la oposición de colores produce una criatura unida de gran belleza.